Lo sabemos todos. Las escuelas de titulaciones náuticas no ahondan especialmente en las prácticas. Muchas maniobras las conocemos porque hemos visto unos excelentes gráficos. Pero del dicho al hecho, hay un trecho. Con nuestro habilitador de Fanautic Club realizaremos una sesión, o las que convenga, de prácticas en el puerto para asegurarnos que somos capaces de, por ejemplo, abarloarnos en la gasolinera sin problemas… nosotros solitos.
Por Erik Tarrés Lenneryd
Hemos salido del pantalán y vamos a practicar las maniobras más comunes que se realizan en un puerto. Pero antes de proceder debemos conocer nuestro barco. Si ya lo conocimos físicamente en el pantalán, ahora toca conocer sus reacciones. Para ello deberemos gobernarlo.
Un aspecto importante es saber el efecto de la hélice sobre el barco cuando damos atrás. En nuestro caso, la hélice que gira en sentido dextrógiro hace que la proa del barco, con la pala a la vía (recta) tienda ir hacia la derecha (Estribor). Esta es una circunstancia que tiene cada barco y que debemos siempre tener en cuenta ya que si no la conocemos actuará siempre en contra de nuestras intenciones haciendo que al maniobrar nos resulte más difícil. Por el contrario, si sabemos esta característica del barco, nos puede incluso ser un aliado a la hora de maniobrar.
Con Dani, nuestro instructor-habilitador practicamos, habiendo comprobado cómo se comporta el barco dándole marcha atrás, una rotación sobre nuestro propio eje, algo así como un “cía-y-boga” pero con solo un motor. Para ello, se hace, considerando de donde nos viene el viento para que nos ayude a empujar a nuestro favor el barco, dando avante y atrás sucesivamente alcanzando en ambos sentidos la arrancada suficiente para que la pala del timón actúe. Dando avante con la pala metida a la derecha y dando atrás con la pala metida a la izquierda…
Poco a poco pivotaremos sobre nuestro propio eje. Especialmente interesante es la práctica sobre el supuesto que hubiera cola en la gasolinera con viento. ¡Lo sabíamos pero nunca lo practicamos! En vez de ponernos para al viento e ir rectificando continuamente la posición del barco para compensar el efecto del viento que nos abate, lo mejor y más practico es poner la popa al viento y hacer que el barco se comporte como una bandera al viento. Curioso, ¿no? A pesar de navegar a menudo, con el tiempo se nos había olvidado. Es lo que tiene de bueno el repasar “in situ” maniobras que nunca recuerdas que pueden ser más eficientes y descansadas para la tripulación.
¡Oh no, amarrarnos a la gasolinera!
Sin duda es la maniobra donde suele haber tensión, gritos y hasta conatos de divorcios. Es la maniobra que debemos controlar más porque es precisamente la más habitual.
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