Maqueta del Taragüí. Dr. Eliseo López Gómez año 2000
“Felices aquellos que sueñan sueños y tienen la voluntad de convertirlos en realidad”
PRÓLOGO
Hace poco más de un mes, estando de vacaciones en Galicia, recibo la llamada de una revista náutica que me pide, sorprendentemente para mí, realizar un artículo sobre un viaje en solitario que tuvo lugar hace ya más de nueve años.
Les pido que volvamos a hablar en una semana, cuando vuelva a Mallorca.
Me quedo pensando en el ofrecimiento y se lo comunico a mi esposa, que se entusiasma con la idea de ver “mi pequeña historia/aventura”, llevada al papel por profesionales.
Salvo una exposición en Port Ginesta, con los amigos de la Asociación de Siroqueros, que tuvo lugar hace unos cuatro años, nunca antes , mas que personas allegadas, me habían pedido que les contara “como fue”.
Claro, el tiempo pasa, y mi memoria ya no es la que era: ha envejecido junto conmigo. (Mis padres creo que festejaron, aunque lejos en Argentina, con mi nacimiento el final de la segunda guerra Mundial). Calculen…
A mi memoria tendría que ayudarla con algo, como se ayudan los que con cierta edad buscan, aunque muchas veces no lo necesiten, un apoyo suplementario en artilugios ortopédicos…
Las “muletas” necesarias para contar con fidelidad las alegrías y penurias pasadas en la travesía, me la proporcionó mi querido compañero de fatigas: EL CUADERNILLO DE ABORDO. (Cuaderno de Bitácora, suena muy pretencioso y ni yo ni mi barquito de 28 pies, el gran “Taragüí”, creo lo seamos).
Créanme que no lo había vuelto a leer. Reencontrarme con esas páginas maravillosas, con sus tapas de flores y su espiral oxidado me ha emocionado y mucho.
He suprimido bastantes párrafos, sobre todo de filosofía barata, porque a veces me pega por ahí e intento arreglar el mundo a mi manera, y sobre todo para no aburrir al personal que se tome la molestia de leerlo.
Luego está el tema de las fotos. Son muchas, ¿o quizás pocas?. No lo sé, pero el cuerpo me pedía poner casi todas las que tengo. Desde los amigos, el día de la partida, a los que fui conociendo en el camino y también la familia a la llegada. De la travesía hay varias que espero reflejen un poco lo que fue la misma.
Con días de sol y buena mar era fácil hacerlas. (y filmar). Con mala mar y “castaña” , un desafío. Al final ganó el Atlántico… No eran ni una ni otra estancas y les di sepultura en un cubo de basura de Recife…
Espero aguantéis mi perorata…
Oscar, un atrevido
A fines de febrero del 2008