VIAJE EN EL “TARAGÜÍ”
6.300 millas en solitario
Mallorca (Sa Rápita)-Mar del Plata (Argentina)
1/11/1998-25/01/1999
Oscar Orallo
Navegante solitario
“Si un norte se te ha perdido
por el Sur anda escondido”
Dicho popular
Con el mundo de la náutica, tuve un flechazo hace 32 años al instalarme en Mallorca, quizás una forma de no limitar el espacio relativo de una isla.
Aunque nacido a orillas del Atlántico, ni mi familia ni yo habíamos tenido relación con el mar.( Solo hasta las rodillas…)
Desde hace unos 20 años soy poseedor del “Patrón de Yate” (Que nunca nadie me ha pedido)
Mis pinitos los hice con el Bernardette 1, un Taylor de 5 mtrs. a vela que compré luego de adquirir un elemental manual de navegación. Esperaba que quien me lo trajera hasta el puerto de la Colonia Sant Jordi me diera cuatro lecciones básicas, pero el camionero era de Albacete… y ni puta idea. Como mis navegaciones ,si se las puede tildar de ello, solo tenían lugar en invierno, y luego de meter el palo en el agua un par de veces,( no tenía rizos) decidí que necesitaba un barco de verdad. Fue entonces la hora del Bernardette 2 un Puma 24, que tenía todo lo que en aquel momento yo le pedía a un barco: motor interior, comodidad, dos fajas de rizos, foque, Génova, spi…Esto era otra cosa y en mis salidas diarias con calmas o temporal me fui ganando el respeto de los “viejos patrones “, que al principio me tachaban de loco. Vueltas a la isla, escapadas a Ibiza y Menorca, fueron sumando millas, casi seis mil a la hora de venderlo. Decisión dolorosa, pero la temporada no había sido buena y los estudios de mi hija en Esade costaban lo suyo. Corría el año 1991.
En abril del 92 me invitan amigos alemanes a navegar una semana con un catamarán de 13 mts. por la Costa Azul. Nuevo flechazo, se ponía con viento en 16/18 nudos, quizás mas, pero éramos inexpertos , del sitio ni hablar .
De vuelta en casa consigo un libro de un experto en catas, ha construido varios, y viene con direcciones de todos los que venden planos para construcción amateur. Me decido por James Wharram y le escribo. Me envía un catalogo con fotos, medidas, coste aproximado y tiempo necesario. Tomo medidas del comedor de la pensión (que explotábamos y habitábamos)…y me decido por el Tanenuí 28 (sobre todo porque cada casco hace de manga 125 cms. y las puertas vaivén 126…). Me llegan a principios de octubre con una pega, toda la información y la memoria descriptiva están en inglés, y yo ni papa. Por suerte hay un constructor alemán que se ha tomado el trabajo de traducirlo y me lo envía. (He vivido 8 años en Hamburgo y no tengo problemas con el Deutschsprache).
El 25 de octubre se marchan los últimos clientes, el 27 compro en Palma el tablero marino y los tablones de pino norte para travesaños y cuadernas. El 28 están en casa los tableros y en Ses Salines el pino norte (En mi pueblo no había carpintería…).
Dos días sin dormir, estudiando los planos.¿Dónde me había metido? ¿Podría? ¿Me servirían los variados oficios realizados? ¿Tendrían razón los pocos que confiaban en mí, o los muchos que me tachaban de loco? ¿ Y el tiempo ? Disponía de poco más de cinco meses hasta que llegaran los clientes de la nueva temporada… Días de locura, de 16/18 horas diarias, de acostarme, rendido, sin saber cómo seguir, y despertarme de madrugada a las tres o las cuatro, con las ideas claras… ¡Que suerte tener el mini-astillero un piso mas arriba! Y ¡Que fantástico ver crecer ese maravilloso barquito! Amigos incondicionales (gracias Jose, Javi, Juan, Lothar, Hector) que siempre estaban ahí cuando los necesitaba, sobre todo para girar los cascos, ayudándonos de colchones de la pensión…
El cata crecía y algunos problemas también: El mayor la incomprensión de la administración con el que quiere convertir en realidad sus sueños y quiere hacerlo de forma legal (consellería de industria, ministerio de marina etc. etc. etc.) y en menor medida, ya avanzada la construcción, con mi alergia a la resina de epoxi (se me comió la carcasa de un reloj G-Shock, amén de la piel de mis manos y muñecas…) El primer casco listo pasó al bar, mientras seguía construyendo el segundo. Luego vuelta del primero al comedor para acoplar la cubierta… y no cabían…En fin, que los platos rotos los pagó la puerta de la cocina, que tuvo que desaparecer un tiempo para que entrara la popa del casco de babor…